Turismo en Francia

Un fin de semana en Marsella: inmersión mediterránea

Marsella, la ciudad más antigua de Francia, es una sutil mezcla de historia milenaria, culturas mediterráneas y vibrante modernidad. Con su espectacular costa, sus pintorescos barrios, su omnipresente aceite de oliva y su aroma a azahar, la ciudad de Marsella promete una visita tan refrescante como energizante. Ya sea amante del patrimonio, entusiasta de la naturaleza, gastrónomo o busque una escapada animada, Marsella es el destino ideal para un fin de semana soleado.

La mejor época

Marsella disfruta de un clima mediterráneo que hace agradable su visita casi todo el año. La primavera y el otoño ofrecen temperaturas suaves, ideales para explorar la ciudad sin las aglomeraciones del verano. El verano atrae a los amantes de la natación, los festivales y la buena música, mientras que el invierno, más tranquilo, revela una cara diferente de la ciudad, con museos, mercados y paseos soleados.

Día 1: Puerto Viejo, Panier y Notre-Dame de la Garde

Mañana: Paseo por el Puerto Viejo y descubrimiento del barrio del Panier

Comience el día paseando por el Puerto Viejo, corazón histórico de Marsella. Este lugar emblemático le sumergirá de inmediato en el ambiente mediterráneo: barcos de colores, mercados animados, olor a aceite de oliva caliente y a pescado fresco.

A continuación, diríjase a Le Panier, el barrio emblemático de la ciudad, con sus callejuelas escalonadas, su arte callejero y sus acogedores restaurantes. Aquí descubrirá la Cathédrale de la Major, obra maestra románico-bizantina que domina el mar, con sus impresionantes volúmenes y su decoración de mármol.

Puerto Viejo
Puerto Viejo © istock

Tarde: Subida a Notre-Dame de la Garde

Después de un almuerzo a la provenzal (bullabesa, panisse, tapenade), suba a Notre-Dame de la Garde, apodada "la Buena Madre", que vigila Marsella desde su colina. La subida puede hacerse a pie, en autobús o en tren turístico.

La vista panorámica desde la basílica es espectacular: el mar, las islas Frioul, el Puerto Viejo y los tejados rojos de la ciudad se extienden hasta donde alcanza la vista. En el interior, los mosaicos dorados y los exvotos marinos cuentan la historia espiritual de la ciudad.

la Calanque de Morgiret en el archipiélago de Frioul
la Calanque de Morgiret en el archipiélago de Frioul © istock

Vuelva al paseo marítimo para descubrir el Mucem - Musée des Civilisations de l'Europe et de la Méditerranée. Esta joya arquitectónica combina hormigón calado y pasarelas suspendidas. Ofrece fascinantes exposiciones sobre las culturas mediterráneas, desde la Antigüedad hasta nuestros días.

Día 2: Calanques, cultura, descanso y sabores de Marsella

Mañana: Escapada al Parque Nacional de las Calanques

En su segundo día, salga a descubrir el Parque Nacional de las Calanques, una joya natural entre mar y acantilados. Tome un crucero desde el Puerto Viejo o camine hasta las calanques desde Luminy, Callelongue o Cassis. Las calanques de Sormiou, Sugiton y En-Vau ofrecen paisajes impresionantes: acantilados blancos que se sumergen en aguas turquesas, fragantes pinos marítimos y calas secretas. Ya sea a pie, a nado o en kayak, es una auténtica inmersión en el Mediterráneo salvaje.

Calanque d'En Vau, Cassis
Calanque d'En Vau, Cassis © istock

Tarde: Cultura, playas y gastronomía frente al mar

De vuelta a la ciudad, hay varias opciones que se adaptan a su estado de ánimo. Si tiene sed de cultura, desvíese al Museo de Bellas Artes del Palacio Longchamp, que alberga obras maestras de los siglos XVII al XIX. El parque que lo rodea, sombreado y tranquilo, es ideal para relajarse lejos del bullicio.

Palacio Longchamp
Palacio Longchamp © Istock

Si prefiere relajarse un poco más, diríjase a las playas Prophète o Catalans para descansar junto al mar. A continuación, dé un paseo por la Corniche Kennedy, famosa por sus espectaculares vistas sobre el Mediterráneo.

Por último, termine el día en el Vallon des Auffes, un encantador puerto pesquero enclavado en una cala. Es el escenario perfecto para una cena a orillas del agua a base de auténtica bullabesa o pescado a la parrilla. Todo ello acompañado de picatostes frotados con ajo, un toque de azahar de postre y una copa de vino blanco bien frío. Una velada encantadora, como la propia Marsella.

Vallon des Auffes
Vallon des Auffes© Istock

¿Dónde cenar y salir?

Marsella rebosa de buenos sitios para cenar, donde la cocina provenzal se mezcla con influencias mediterráneas. Algunos de los mejores sitios para comer son

  • Chez Fonfon (Vallon des Auffes): famoso por su auténtica bullabesa.
  • La Cantinetta (Cours Julien): ambiente agradable y platos italianos con un toque especial.
  • Les Grandes Tables de la Friche: un lugar cultural y de moda para cenar al aire libre.

Para salir por la noche, diríjase al Cours Julien, un barrio artístico y festivo, o al RoofTop R2 Marseille para una noche electro con vistas al mar.

Le cours Julien
Le cours Julien© istock

¿Por qué elegir Marsella?

Accesible en TGV desde París en 3 horas y 15 minutos, o en avión desde la mayoría de las grandes ciudades europeas, Marsella es un destino que ofrece un cambio de aires sin salir de Francia. Posee una fuerte identidad, una luz única, un mar siempre presente y un ambiente a la vez popular, artístico y cosmopolita.

En el espacio de un fin de semana, Marsella le hará viajar a través del mar, la cultura, el arte urbano y la gastronomía meridional. Una ciudad de contrastes, vibrante y entrañable, que le hará desear volver una y otra vez.

¿En qué camping alojarse?

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