Un fin de semana en Bergerac, en el corazón del Périgord Pourpre

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Bergerac, enclavada a orillas del río Dordoña y rodeada de famosos viñedos, es uno de los destinos más atractivos del suroeste. Ciudad de arte e historia, seduce por su patrimonio medieval, su ambiente acogedor y su generosa gastronomía. Tanto si es usted amante del vino, apasionado de la historia o simplemente busca un entorno auténtico para una escapada, Bergerac lo tiene todo para seducirle.

La mejor época para visitarla

Bergerac se puede visitar agradablemente durante todo el año, ya que cada estación revela una faceta diferente de la ciudad y su terruño.

  • En primavera, los viñedos y el campo circundante cobran vida, lo que los hace ideales para pasear y realizar rutas enoturísticas.
  • El verano está animado por los mercados gastronómicos, los festivales y los cruceros en gabarra por el Dordoña, pero también es la época más concurrida.
  • En otoño, la ciudad se viste de tonos dorados: vendimias, fiestas del vino y gastronomía están a la orden del día.
  • El invierno, más tranquilo, ofrece un ambiente acogedor, marcado por las especialidades de la tierra (foie gras, trufas, vinos dulces) y los mercados navideños que iluminan la ciudad.

Día 1: Pasear, saborear y descubrir

Por la mañana: centro histórico y Maison des Vins

Comience su descubrimiento por el corazón palpitante de Bergerac: la Place Pélissière. Rodeada de casas de piedra y restaurantes típicos, seduce por su encanto pintoresco. Aquí se encuentra una de las estatuas de Cyrano de Bergerac, emblema de la ciudad, así como la fuente Font-Ronde, que añade una nota de frescura a la explanada. No se pierda la pequeña iglesia de Saint-Jacques, etapa de los peregrinos del Camino de Santiago, que añade una dimensión espiritual e histórica a la visita.

Statue de Cyrano, Place Pelissiere© istock
Paysage urbain de Bergerac© istock

 

 

Por la tarde: Museo del Vino y paseo por el río Dordoña

Continúe su escapada con un bucólico paseo por la vía verde, entre Creysse y Bergerac, ideal para hacer un pícnic a orillas del Dordoña, bajo los sauces llorones. Si busca una alternativa original, déjese tentar por un paseo en gabarra tradicional. Estas embarcaciones de madera ofrecen un tranquilo descanso en el río Dordoña, apodado «río Esperanza», mientras disfruta de unas vistas únicas de la ciudad y sus alrededores, clasificados como «Reserva de la Biosfera».

Día 2: Naturaleza, patrimonio y delicias gastronómicas

Por la mañana: Paseo verde y museo insólito

Diríjase a la majestuosa iglesia de Notre-Dame de Bergerac, un edificio neogótico del siglo XIX cuyo campanario de 80 metros domina la ciudad. En su interior, descubrirá auténticos tesoros artísticos como la «Adoración de los Reyes Magos», atribuida a Pordenone, y la «Adoración de los pastores», de Ferrari, discípulo de Leonardo da Vinci. Un testimonio único del rico patrimonio de Bergerac. Para los más curiosos, el Museo del Tabaco, instalado en la Maison Peyrarède, cuenta la sorprendente historia de este cultivo que marcó de forma duradera la Dordoña.

Eglise Notre Dame de Bergerac© istock

Por la tarde: viñedos, bastidas y escapada a la naturaleza

Pasee por la plaza de la Myrpe, que cada verano se transforma en un jardín sombreado, donde se encuentra la segunda estatua de Cyrano. Es el lugar perfecto para una pausa tranquila en el corazón del centro histórico, rodeado de pequeñas casas de piedra y composiciones florales. A continuación, tome la carretera hacia el castillo de Monbazillac, encaramado en medio de los viñedos. Este edificio del siglo XVI, con una arquitectura que combina el Renacimiento y las defensas medievales, es una de las joyas del Périgord. La visita combina el patrimonio y la degustación del famoso vino dulce de Monbazillac, cuya dulzura combina a la perfección con el foie gras o los postres de la región. Un final apoteósico antes de regresar a Bergerac para disfrutar de una última copa en la terraza.

Paysage urbain de Bergerac© istock

¿Dónde cenar y tomar una copa?

Bergerac está repleta de lugares donde saborear la gastronomía del Périgord y pasar un rato agradable. Para una experiencia refinada, el restaurante Le Saint Jacques ofrece una cocina auténtica y moderna, en la que destacan el foie gras, la trufa y las nueces locales. Le Quai 24, situado en el casco antiguo de Bergerac, destaca por sus platos elaborados con productos frescos y locales, perfectos para descubrir los sabores típicos de la región. Si prefiere un ambiente más relajado, el Bistrot du Coin ofrece una carta de platos tradicionales del Périgord en un ambiente acogedor. Para disfrutar de unas vistas impresionantes del Dordoña, el restaurante Le Bellevue ofrece carnes cocinadas al fuego de leña, pescados y mariscos, todo ello realzado por vinos locales como el Pécharmant o el Monbazillac.

Estos establecimientos permiten descubrir plenamente la riqueza culinaria del Périgord, entre productos locales y maridajes de vinos en un ambiente agradable y acogedor.

¿Por qué elegir Bergerac?

Fácilmente accesible en coche o en tren desde Burdeos, Toulouse o incluso París, Bergerac es un destino que combina patrimonio, naturaleza y gastronomía. Sus callejuelas medievales, sus prestigiosos viñedos y la dulzura de su entorno lo convierten en un lugar ideal para un fin de semana romántico, en familia o con amigos.

¿Es usted amante del vino y la gastronomía? Disfrutará de las catas de Monbazillac, Pécharmant o Montravel, acompañadas de especialidades locales como el foie gras, las trufas o las nueces. ¿Le apasiona la historia y la cultura? El centro histórico, los museos del Vino, de la Navegación Fluvial y del Tabaco, así como las bastidas de los alrededores, le sumergirán en el auténtico espíritu del Périgord.

Entre bucólicos paseos a lo largo del Dordoña, cruceros en gabarra y excursiones por el campo circundante, Bergerac ofrece un equilibrio perfecto entre relajación, descubrimientos e es culturales y placeres gastronómicos. Una escapada al corazón del Périgord Pourpre que quedará grabada en su memoria.

¿Es usted amante del vino y la gastronomía?

Disfrutará de las catas de Monbazillac, Pécharmant o Montravel, acompañadas de especialidades locales como el foie gras, las trufas o las nueces. ¿Le apasiona la historia y la cultura? El centro histórico, los museos del Vino, de la Navegación Fluvial y del Tabaco, así como las bastidas de los alrededores, le sumergirán en el auténtico espíritu del Périgord.

Entre bucólicos paseos a lo largo del Dordoña, cruceros en gabarra y excursiones por el campo circundante, Bergerac ofrece un equilibrio perfecto entre relajación, descubrimientos e es culturales y placeres gastronómicos. Una escapada al corazón del Périgord Pourpre que quedará grabada en su memoria.

Le château de Monbazillac© istock

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